La resistencia de este invento ha sido probada por sus creadores rusos, los cuales han realizado un experimento, en el que sometieron el traje a 250 litros de gaz propano.
De acuerdo con sus diseñadores, este uniforme KZM-70 tiene la capacidad de proteger a los bomberos del fuego abierto en temperaturas que ascienden a unos 1.200 grados centígrados.
Además, al llevar puesto este traje, el personal puede olvidarse de los salpicones de ácidos y lejías. Finalmente, con esta nueva indumentaria se puede tocar objetos candentes de hasta 400 grados centígrados, sin temor de quemaduras, .
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